Hay días que me dan por escribirlo todo, hay otros que me dan por escribir nada. Suele ocurrir que los pensamientos pasean en mi cabeza y se pasan el tiempo merodeando, pero solo como puros turistas, ya cuando me encuentro frente a una hoja en blanco pidiendo ser marcada y un lápiz en busca de mis dedos, no tengo la menor idea de que hacer. Indiferente a este acto "rutinario". Siempre me dijeron que la vida empezaba en la concepción, por tal razón el aborto era considerado asesinato. Otros difieren diciendo que la vida; la vida vida empieza en el nacimiento. En ese primer respiro y ese primer vistazo al mundo que nos rodeara hasta el ultimo de nuestros días. Nunca dije tener la certeza de nada, pero nunca fui muy amiga de las opiniones ajenas. Para mi: la vida comienza con una pregunta. Cualquier pregunta, no soy quien para juzgar. Mi vida, empezó el 12 de abril de 1994 cuando me levante en el dormitorio de la universidad mas lejos de casa que pude encontrar. Mis sabanas recorrieron mi cuerpo desnudo cayendo hasta el suelo mientras me levantaba y acto seguido me pregunte : Que estas pensando? Que estoy pensando Que importa, cuando acaso ha importado lo que cualquiera de nosotros este pensando, son solo pensamientos, todo el mundo piensa, todos los días, y pierden su tiempo pensando. Camine de la cama hacia el baño para continuar con la mañana que dicha pregunta había interrumpido como por 7 minutos. Siete minutos que jamas podré recuperar. Ese miércoles fue el día de las revelaciones y epifanía. Pase otros 10 minutos en la ducha tomando mi baño de toda las mañanas, siempre me considere una persona muy sexual, el catalizador de esa actitud? no se, pero disfrutaba el acto como si sintiera ojos observandome desde la ventana de 200 cm que miraba hacia el parque de la avenida principal. Salí del baño, me vestí, agarre mi bolso y cuando salí por esa puerta mi vida no volvió a ser la misma.
Lo conocí por arte del destino. Nunca creí en el destino, puedo hasta decir que prácticamente desconocía al destino y sus doctrinas. Pero fue algo que definió muchas de mis preguntas, o fue simplemente una de las mejores excusas que se me pudo haber ocurrido o a el. La influencia había formado una parte muy importante de mi vida, al parecer todo lo que llegaba hasta mis pies era un aspecto mas bienvenido al montón de cosas que me hacían yo, Valeria Cantón. Tenia esa cierta atracción por las personas que pudieran enseniarme algo, hasta lo mas mínimo. Pero ese fue otro dato aleatorio sobre mi que no supe hasta que el me lo enseño. He aquí donde el destino empezaba a hacer de la suyas. Marino Abatte era mucho mas viejo que yo, talvez esa era su única atracción. Porque diganme, que puedo yo precisar de un hombre 10 años mas viejo que yo, mas que el aire de sus experiencias?. Nada sabia de el, y pude mantener esa duda tranquila por mucho tiempo, porque no me interesaba saber nada tampoco. Mientras pudiéramos intercambiar una que otra palabra, mientras su interés estuviera despierto el mío no era de relevancia. Marino hubiera querido ser el protagonista de esta historia, ser el catalizador de todas estas palabras, el vocero del destino, pero no. Conocí al protagonista de esta historia el día que Marino fue en busca de mi para una ocasional conversación y talvez par de tragos y derivados si la noche quería. Como era de costumbre esa noche, me senté enfrente del computador a esperar a Marino, nunca emocionada pero siempre ansiosa. Apague el aparato, salí por la puerta. Los vidrios del carro estaban mas oscuro que la noche misma, pudo haber sido cualquiera; voy en busca de la manija del carro. Cuando abro la puerta del automóvil con las mil ideas cruzando como ráfagas por la cabeza, alcance a ver un tercero. Me senté atrás alado de el, ya que en el asiento delantero estaba ocupado por los libros que Marino fingía leer, digo fingía pero bastante se había informado sobre ellos como para sostener una conversación con uno que otro aficionado de la lectura.
-Alberto, ella es Valeria. Ella es la amiga de la cual te hablaba.
Amiga? llegue a considerarme algo mas que eso.
-Valeria, Alberto.
Hubieron risas en el momento y no entendí muy bien porque, pero no tuve que entender para reirme un poco de la situación. Entre tanta música no podía siquiera oír mis pensamientos, era ese tipo de música punzante que en el momento mas armonioso hace que cualquiera se sienta nervioso y claustrofobico. Pero le daba ese sentimiento de drama al momento y era justo el efecto que estábamos buscando para una noche donde me encontraba con la persona que pasaría a moverlo todo para luego ser todo lo que necesitaba ser movido. Alberto? que hace el aquí? No se. Me sentí atraída, pero no fue una atracción intelectual ni física, no era siquiera una atracción obvia ni notoria, pero cuando el reconocía la presencia mía en ese vehículo se me erizaban las opiniones y mi boca se torcía en forma de una sonrisa. En los momentos que la diferencia de edad era tan notoria, y yo era excluida de la conversación fingía conocer la canción que estaba sonando en la radio, pensé que en semejante oscuridad no iba a ser de importancia la diferencia que llevaban mis labios en comparación a la lírica. La noche transcurrió, para ellos porque yo había de pasar mi sábado por la noche dentro de mi cabeza observandolos y estudiandolos. Luego de que me dejaran dos horas después en el mismo lugar donde me habían recogido llegue a mi habitación con una satisfacción en manos y una sonrisa de ganas, y con ganas también, de vivir. Fue la noche mas estúpida y aburrida que había tenido en tantos años de corrupción. Me dirigí a la cocina, me moría del hambre, me prepare algo y ni recuerdo que por estar pensando. Fui al baño me senté en el piso, me pase minutos reproduciendo esa noche, el olor de Marino estaba tan vivido en mi ropa que tuve que echar un vistazo por si acaso, era un olor peculiar, era olor a Marino. Hubiera podido pasarme el resto de esta pensando pero ya era tarde. Me puse de rodillas me acerque al retrete, introduje mi dedo hasta el fondo de mi garganta y sentí como mi estomago se contraía. Mi cabeza golpeo la pared en signo de satisfacción y todavía rondaba por el ambiente la canción que desconocía pero como quiera cantaba.
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