Accedí a una sola copa con ella, solo por las grandes ansias que tenia de malgastar unos cuantos minutos con mi significado de diversión. A partir de ese momento todo se volvió una ávida búsqueda de significados a las palabras que ya tenían. Pasaba horas muertas definiendo hasta el mas insignificante suspiro y el momento exacto en que me sumergí en este mundo paralelo fue cuando accedí a la segunda copa de esa noche. Abandoné ese vicio hace muchos años, pero el no me abandono a mi por completo.
Ella era un ser humano extremadamente ordinario a primera vista y extremadamente hermosa también, fue lo único que precise. Yo me consideraba de esos tipos que los autores de novelas necesitan para sus libros, diferente para no sumarme mérito ni entrar en grandes debates sobre lo que soy. En el momento ya tenia el corazón repartido en tres, no tenia suficientes pedazos para juzgarla a ella y a nuestra situación, pero si poseía todavía mi instinto de hombre. Errado pero mi razón de ser.
Gran parte de esta historia se dio en mi cabeza, me lo perdí todo. Me perdí todo eso por lo cual ella años después estaría regañando. En mi cabeza yo solo la observaba y hacia listas de palabras y a esa palabras les buscaba un significado o en los mejores casos solo anotaba en algún espacio en blanco aquellas frases que surgían de su naturaleza, solo las que me llegaban a cautivar. Mientras que en su cabeza ella creaba estrategias, para llegar a algún lugar y nunca supo responderme cuando le pregunte a donde, solo dijo que quería llegar conmigo.
Aquello, lo único que olvide poner en mi lista de cosas para definir, fu a mi. Nunca quise tomar un viaje a mis adentros por miedo a los lamentos, pensé que no saldría con vida. Pero ella lo logró. Salió ilesa. Creo.
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